2 de marzo, aniversario luctuoso de Josefa Ortíz de Domínguez

Nació el 5 de septiembre de 1771. Se casó con licenciado Miguel Domínguez con el que compartía ideas de justicia y libertad. La corregidora informó que el movimiento de Independencia había sido descubierto, por lo que el padre Hidalgo decidió adelantar la lucha para la madrugada del 16 de septiembre de 1810.

Josefa Ortiz de Domínguez, patriota mexicana y una de las figuras principales de la independencia de México conocida también por el apodo de la Corregidora de Querétaro, nació el 5 de septiembre de 1771, en Valladolid -hoy Morelia-, aunque para su natalicio también se manejan las fechas de 19 de abril, 19 de marzo y 8 de septiembre.


Hija del capitán del regimiento de "los morados" don Juan José Ortiz y de su esposa la señora Manuela Girón. Al quedar huérfana fue a hacerles compañía a las señoritas González, que habitaban la casa número 25 de las calles de Santa Clara.

Fue esposa de Don Miguel Domínguez, corregidor de la ciudad de Querétaro. En pláticas y en tertulias "los Corregidores" manifestaban sus simpatías por la Justicia; su disgusto ante los abusos y sus francos razonamientos en pro de los indios despojados y de las clases menesterosas faltas de conocimientos y de influencia. El capitán del Regimiento de Dragones de la Reina Don Ignacio Allende cortejaba a una de las hijas de los Corregidores y de los cambios de impresiones que tuvieron con él se formó lo que en la Historia Nacional se llama "La Conjuración de Querétaro" en la cual participaban abogados, militares, burócratas, comerciantes, etc., y en la que se significaba por su fe, su entusiasmo y lo incontenible de sus ansias libertarias, doña Josefa Ortiz de Domínguez.

" La Conjuración de Querétaro", al llegar el mes de septiembre de 1810, fue objeto de cinco diversas denuncias. Era el 14 de septiembre cuando doña Josefa, encerrada con llave por su esposo el Corregidor, llamó desde su recámara en forma convenida al alcaide Ignacio Pérez; éste advirtió la urgencia del llamado puesto que la Corregidora golpeó con el tacón de su calzado, repetidamente, en el piso que para el caso del alcaide era el techo de su cuarto dormitorio y al acudir al portón de la casa, por el agujero de la llave le ordenó doña Josefa que sin pérdida de momento ensillara un caballo y se encaminara a San Miguel El Grande a enterar al capitán Allende lo que pasaba en Querétaro.

Pérez obedeció y el aviso de la Corregidora determinó la proclamación de la Independencia en la Congregación de Nuestra Señora de los Dolores, la madrugada del domingo 16 de septiembre de 1810.

Precisamente en esta fecha, en Querétaro, la nueva denuncia hecha por el capitán Joaquín Arias al Alcalde Ochoa, obligó a este funcionario a librar la orden de detención del Corregidor Domínguez y su esposa, recluyéndoseles respectivamente en los conventos de la Cruz y de Santa Clara, en donde estuvieron cuatro o cinco días, mientras duró la agitación de los primeros momentos.

Desde fines de septiembre de 1810 hasta el 14 de diciembre de 1813 don Miguel y doña Josefa continuaron sirviendo la corregiduría de Querétaro. En la fecha últimamente citada llegó a la ciudad de Querétaro el arcedeano y célebre bibliófilo don José Mariano de Beristáin y Souza y con violencia denunció a los esposos Domínguez como peligrosos conspiradores y a ella (La Corregidora), "una verdadera Ana Bolena, que ha tenido valor para seducirme a mí mismo, aunque ingeniosa y cautelosamente". Con fecha 23 de diciembre reiteraba Beristáin a Calleja: "Repito a V. E. que la Corregidora es una Ana Bolena y añado hoy que Gil (el Juez Eclesiástico Dr. Rafael Gil de León) es su Wolseo".

El Virrey Calleja envió a Querétaro al licenciado Lopetegui para que enjuiciara y destituyera al Corregidor Domínguez y ordenó al coronel Cristóbal Ordóñez que al pasar con el convoy de San Luis Potosí a México, aprehendiera en Querétaro a la Corregidora y la llevara al convento de Santa Teresa de la capital, lo cual fue ejecutado al inicio de 1814. Fue entonces cuando doña Josefa exclamó: "Tantos soldados para custodiar a una pobre mujer; pero yo con mi sangre les formaré un patrimonio a mis hijos".

El 20 de mayo de 1814, el auditor de guerra Melchor de Foncerrada expresa que doña Josefa "padecía enajenación mental" y proponía una reclusión si el Virrey no permitía que saliera del convento dado el estado grávido de la procesada.

Dos años después el oidor Bataller pide cuatro años de prisión para "La Corregidora", los que principian a contarse a partir de noviembre de 1816 en que es trasladada al convento de Santa Catalina de Sena. Al fin, el Virrey don Juan Ruiz de Apodaca considera una instancia del ex-Corregidor Domínguez en la que expresa cómo pobre, enfermo y con catorce hijos, pide la libertad de su mujer, también enferma y el Virrey la deja en libertad a partir del 17 de junio de 1817.

Cuando se consumo la Independencia, los esposos Domínguez vieron con indiferencia a Iturbide y al Primer Imperio Mexicano. Doña Ana Huarte de Iturbide invitó a doña Josefa a la Corte y la dolorida dama exclamó:"Dígale usted que la que es Soberana en su casa, no puede ser dama de una Emperatriz".

En la casa habitación de los ex-Corregidores, sita en la calle del Indio Triste número 2, se reunían los generales Victoria, Guerrero, Bravo, López Rayón, Michelena, etc., y de esta "nueva conjuración" salió, en marzo de 1823, el Supremo Poder Ejecutivo, el cimiento de la República Federal iniciada el 4 de octubre de 1824.

A los 61 años de vida, el 2 de marzo de 1829 dejó de existir, víctima de una pleuresía, la animosa mujer que en su entusiasmo advirtió una Patria Mexicana feliz, independiente y libre.

Sus restos fueron enterrados en el convento de Santa Catalina, aunque tiempo después fueron trasladados a Querétaro, donde reposan junto con los de su marido en el Panteón de queretanos ilustres, en un mausoleo construido en su honor en 1847 en el antiguo huerto del convento de la Cruz.

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