20 DE NOVIEMBRE, ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA, EN 1910


El domingo 20 de noviembre de 1910, acatando lo dispuesto por Francisco I. Madero en el Plan de San Luís, algunos grupos empuñaron sus armas en contra del régimen de Porfirio Díaz.
En el estado de Chihuahua, Toribio Ortega se levantó junto con 18 hombres librando tiroteos en la región de Ojinaga. Sin resultados satisfactorios, Guillermo Baca y sus hombres atacaron la plaza de Hidalgo del Parral.
Por su parte, José de la Luz Blanco hizo lo mismo en Ciudad Guerrero. Pascual Orozco asaltó la casa del jefe de seguridad pública en la Labor de San Isidro. Sólo Francisco Villa y Ceferino Pérez, bajo las órdenes de Cástulo Herrera, lograron reunir un contingente de alrededor de 200 hombres, operando con éxito en los días siguientes.
En la Comarca Lagunera, Sixto Ugalde, Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra y algunos correligionarios, combatieron brevemente en la ciudad duranguense de Gómez Palacio. En Culiacán, Sinaloa, los hombres de Ramón F. Iturbe y Juan Banderas atacaron la guarnición, fracasando rotundamente.
Luís Moya, al no poder sublevar gente en el sureste de Chihuahua, cabalgó solo desde Jiménez hasta San Juan de Guadalupe, en los límites de Durango y Zacatecas, para iniciar días más tarde la incursión en Sombrerete, encontrando en esa acción la muerte.
En Veracruz, Rafael Tapia, seguido por algunos hombres, atacó infructuosamente la guarnición de rurales en los límites con Puebla. Así lo hicieron también Cándido Aguilar y Rosendo Garnica en Paso del Macho.
Tanto en la ciudad de México como en Puebla, Jalisco y otros puntos del país, la jornada del 20 de noviembre concluyó en completa calma. En la capital de la República, los jefes que debían encabezar la rebelión habían sido encarcelados, y en Puebla, la refriega en casa de la familia Serdán ocurrida apenas dos días antes, complicó el inicio de la lucha armada.
El mismo 20 de noviembre, del lado estadounidense, Madero estaba a orillas del Río Bravo, y envió algunos hombres ante Catarino Benavides para que esperasen su entrada en territorio mexicano. Tan sólo se sumaron a su llamado cinco rebeldes. Ante este fracaso, Madero se ocultó en Nueva Orleáns, en espera de que la rebelión se propagara.

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